Aun en los días más cálidos,
en los paisajes más armoniosos
y en la más absoluta paz,
seguiré huyendo cada vez que
un hombre,
un ser humano,
un alma o arma letal,
sepa ver más
de lo que ya enseñé.
domingo, 12 de abril de 2020
domingo, 5 de abril de 2020
21:13
Escribir es contarle a tu alma lo que tu cerebro y tu corazón no han sido capaz de procesar. Es pedir auxilio; es inmortalizar sentimientos, recuerdos que se han hecho un loft en tu memoria. Es adornar la realidad adaptándola a la forma en la que ves la vida, o mejor dicho, a la manera en que la vives. Es sanar una herida con un bisturí oxidado. Es no encontrar las palabras precisas para unos sentimientos de los que sólo sabes que te están pidiendo salir a gritos. Escribir es desear hacerle el amor a lo que estás diciendo en cada línea y al mismo tiempo querer que sea la última vez que tengas que contarlo.
Quererte es saber que dos más dos son cuatro y seguir apostando por el cinco. Escribirte es volverte a vivir cada vez que te echo de menos.
Quererte es saber que dos más dos son cuatro y seguir apostando por el cinco. Escribirte es volverte a vivir cada vez que te echo de menos.
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