Si algún día te fueras y ya no quisieras ver más amaneceres conmigo, buscaría la manera de no hablar nunca más con el sol. Si algún día ya no te hicieran gracia mis chistes, ni efecto mis afectos, seguramente encontraría aflicción incluso en la canción de pop más cursi del mundo. Si algún día mi boca te hablara, gritara o susurrara y ya no pudieras escuchar mi voz, no volvería a pisar las calles donde nos juramos que la vida no sería la misma sin nosotros.
Si algún día te fueras y quisieras ver otros amaneceres, escuchar otros chistes, buscar otros afectos y oír nuevas voces, no podría culparte.
Si algún día te fueras y decides que los bailes a medianoche, los viajes improvisados y los fuegos artificiales que aparecen en nuestra habitación cada vez que rozamos nuestros cuerpos deben quedar en el recuerdo, intentaré soñarte cada noche.
Cuando te vayas, por favor, no te olvides de lo que fuimos.