Y vuelvo a ti, sin poder alejarme a más de tres latidos sin sentir que este vacío me está perforando el pecho.
Como una polilla, atraída por la luz. La misma luz con la que se golpeará una y otra vez hasta morir achicharrada. Qué polilla tan estúpida, aunque quién soy yo para juzgarla.
¿Realmente le importaba a aquella polilla morir?
¿Realmente me importa, a mí, morir de nuevo?
sábado, 26 de septiembre de 2015
miércoles, 2 de septiembre de 2015
Mátame.
No sé...
No, no sé cómo empezar a escribir esta entrada. Llevo más de media hora en frente de la pantalla del portátil sin ser capaz de escribir más de tres palabras. Supongo que muchas veces no soy capaz de expresar lo que siento ni cómo estoy, quizás, a veces, porque ni yo mismo lo sé.
No sé si te echo demasiado de menos para lo mucho que dueles, ni si me he hecho adicto a ese dolor, a esas palabras que queman como qué se yo, no me interesa buscar una comparación perfecta para hacer una entrada bonita. De hecho, pienso que esta entrada es una mierda, la peor de todas. Pero, no sé, supongo que me da igual. Necesito escribir, escribirte. Necesito ahogar tu maldito dolor de alguna manera, apagar el sufrimiento que te acompaña, ese al que ya he convertido en mi veneno, en mi droga. Necesito dejar de contar las horas para volver a verte, necesito liberarme de la cárcel de tu ausencia, necesito gritarte y odiarte para quererte el doble. Mátame, eres el único que puede hacerlo, hazlo. Mátame o quédate conmigo para siempre, pero no me dejes sin ti. Vuelve. Abrázame. Vuelve a hundirme en lo más profundo de la oscuridad y vuelve a rescatarme. Ódiame y quiéreme. Grítame. Búscame. Volvamos a quemarnos en esta cama, volvamos a ser eternos.
No, no sé cómo empezar a escribir esta entrada. Llevo más de media hora en frente de la pantalla del portátil sin ser capaz de escribir más de tres palabras. Supongo que muchas veces no soy capaz de expresar lo que siento ni cómo estoy, quizás, a veces, porque ni yo mismo lo sé.
No sé si te echo demasiado de menos para lo mucho que dueles, ni si me he hecho adicto a ese dolor, a esas palabras que queman como qué se yo, no me interesa buscar una comparación perfecta para hacer una entrada bonita. De hecho, pienso que esta entrada es una mierda, la peor de todas. Pero, no sé, supongo que me da igual. Necesito escribir, escribirte. Necesito ahogar tu maldito dolor de alguna manera, apagar el sufrimiento que te acompaña, ese al que ya he convertido en mi veneno, en mi droga. Necesito dejar de contar las horas para volver a verte, necesito liberarme de la cárcel de tu ausencia, necesito gritarte y odiarte para quererte el doble. Mátame, eres el único que puede hacerlo, hazlo. Mátame o quédate conmigo para siempre, pero no me dejes sin ti. Vuelve. Abrázame. Vuelve a hundirme en lo más profundo de la oscuridad y vuelve a rescatarme. Ódiame y quiéreme. Grítame. Búscame. Volvamos a quemarnos en esta cama, volvamos a ser eternos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)