Necesitaba tus brazos en las noches de frío y tus rayos de luz cuando el mundo se convertía en blanco y negro. Necesitaba tus canciones de amor y el decorado de pétalos de rosas que parecía existir alrededor de los dos. Necesitaba los poemas que escribí mientras dormías y nunca leíste, te aseguro que eran preciosos; ojalá ahora pudiese responder cuánta verdad había en ellos. Necesitaba dejar de odiarme cada vez que me miraba al espejo. Necesitaba tu calma, eras como un mar sin marea a las ocho de la mañana, irradiabas tanta paz... Qué pena que yo siempre haya sido de coger olas. Necesitaba todas las cosas que me diste y que no fui capaz de encontrar en otras almas, ni siquiera en la mía.
Y ahora que ya no estás, cariño mío, me doy cuenta de que podría haber tenido todas y cada una de las cosas que necesitaba y nunca habrían sido suficiente si tú no estabas entre ellas.