martes, 23 de diciembre de 2014

Posibles errores.

 
Creo que cada uno es consciente de lo que quiere en su vida, a veces lo tenemos en frente y aún así no somos capaces de verlo. No somos capaces de hacerlo. Quizás porque nunca lo imaginábamos así, o porque no sentimos que sea nuestro lugar.



 
Solemos rechazar lo desconocido; lo nuevo. Cerramos puertas, puertas que juzgamos antes de abrir. Puertas que quizás sólo tenemos la oportunidad de traspasar una vez.

sábado, 20 de diciembre de 2014

I can fly.







       "I had a dream

       that I was fine

       I wasn't crazy,

       I was divine."

domingo, 14 de diciembre de 2014

Amarga aprensión.


Llevo varios días dándole vueltas a cómo poder expresar esto de forma escrita. Y, tras mucho pensar, he llegado a la conclusión de que soy incapaz. Se me hace demasiado pesado recordar algo que solo quiero olvidar. Mi mente bloquea inmediatamente cualquier pensamiento relacionado, y se lo agradezco.
No ha sido fácil. Nunca había sentido antes esa sensación. Es horrible no saber si tiemblas de frío o de miedo. Querer dormir para no pensar. Es horrible cuando la pesadilla no acaba al sonar el despertador, sino cuando es en ese momento cuando empieza.
Enfrentarme cara a cara al miedo es lo más duro que he hecho en toda mi vida. Pero ya solo queda dejarlo atrás, intentar olvidar y seguir.
No suelo ser una persona demasiado positiva, pero creo que hay que intentar sacar la parte buena de las cosas, y me quedo con lo aprendido.
 
Probablemente esta sea la entrada más inútil que escriba y que menos aporte a la persona lectora, si es que existe. Pero simplemente necesitaba escribirlo, aunque fuese de esta manera tan absurda.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Descontrol.

 
Estaba perdido. Perdido en un mundo inventado, en callejones sin salidas y atascos que le llevaban siempre al mismo punto de partida. Correr dejó de ser una opción, ¿para qué? Por más que corriese acabaría en la misma situación. Gritar también se convirtió en un acto en vano; nadie podía oírle, ni ayudarle. Tampoco aceptaba ayuda. Necesitaba salir de ahí por sí mismo, ¿qué menos? Arrastrar a otras personas, que por lo general eran personas que apreciaba, a su terrorífica y delicada perdición no era lo suyo.
Al borde de la locura. Él sabía que no era como los demás, pero realmente nunca le importó. Estar cuerdo es subjetivo, cada uno lo está a su manera. Cualquier persona puede controlar su mente, o por el contrario, dejar que su mente le controle. Él estaba íntegra y absolutamente dominado por su mente. Lo cual es un problema para una persona que, por lo general, está jodidamente loca.



 
Algo iba mal, él lo sabía. Necesitaba acabar con ello. Escapar, huir. Pero ahora lanzo una pregunta...                                                             ¿realmente quería?

sábado, 8 de noviembre de 2014

Desconfianza.


 
Todos la hemos sentido alguna vez. Ya sea hacia otras personas o hacia nosotros mismos. Yo vivo constantemente en esa segunda opción. Me he fallado tantísimas veces, he vuelto a hacer tantas cosas que "nunca volvería a hacer" y he tropezado otras tantísimas veces con la misma piedra que solo me queda eso. Desconfianza.
 
Tiendo a martirizarme. Esos malditos pensamientos en mi
cabeza que me gritan, me absorben y me pisotean una y otra vez. Sin piedad. Impidiéndome ver nada más después de ellos.
Y tal vez siempre sea así. Tal vez nunca haya un final.

Tal vez nunca consiga escapar de mí mismo,

de matar a los demonios que habitan en mi cabeza. 

Adiós.


 
 
    "Adiós.
    No hay nada más triste.
    Porque hasta nunca es
    hasta nunca,   
    pero adiós,
    ¿hasta qué?"

viernes, 24 de octubre de 2014

¿Hasta cuándo?

Cada día que pasa se me hace más imposible la idea de un mundo donde reine la tolerancia, el respeto y la educación. Gran parte de nuestra sociedad carece de estos tres valores; fundamentales, para mí, en una persona.

Oír día tras otro las noticias en la radio me hace perder la fe en la raza humana. Guerras, maltrato animal,
violencia de género, acoso escolar, ataques racistas, violaciones. Y puedo seguir. 


¿A dónde queremos llegar?


La peor parte de todo esto es que es tan rutinario que ya no nos impresiona. Estamos acostumbrados a este tipo de indecencias.


Miles de personas muriendo de hambre, sin un hogar. "Qué pena" Sí, me parece genial que te de pena. Pero el hecho de que sientas pena no va a cambiar nada. Un simple mensaje de ayuda, un pequeño por ciento de donación, lo más mínimo, ya estás ayudando más que sintiendo "pena". Imaginad que todos los que tenemos vida cómoda pusiésemos nuestro grano de arena. Y con vida cómoda no me refiero a tener un yate o una mansión; hablo de todos los que tenemos un plato de comida caliente cada día y calefacción. La cosa cambiaría, pero para qué, sintiendo "pena" ya hemos cumplido nuestra parte. Ya somos mejores personas, ¿no? Claro.


Y si con todo esto he conseguido hacer reflexionar, aunque sea, a una persona; me daré por satisfecho.

A una bala.


Ganar o perder. Triunfar o fracasar. A veces no es así, hay grises, matices. Nos equivocamos, no pasa nada. Vivir es equivocarse, una y otra vez. Aprender de los fallos. Y finalmente, superarnos.
Qué aburrida sería la vida sin errores.

Miles de oportunidades que perdemos por miedo a fracasar.


Yo culpo al miedo. A la inseguridad que, probablemente, creamos nosotros mismos; convirtiéndonos en nuestro propio enemigo. Tenemos tanto miedo a fallar que preferimos escondernos y huir. Huir de todo aquello que nos hace sentir inferior.

¿Y qué es fracasar más que una forma de superarnos?
  
¿Y qué es el miedo más que una carta que juega en nuestra contra?


Sueña, cree, lucha, cae, levántate, rétate, supérate, 
vive.

Llegar tarde a tu propia vida.


Es una sensación extraña. Sigo sin poder descifrar si llega y luego desaparece, o simplemente está tan profunda dentro de mí que vive conmigo, y he aprendido a ignorarla en la medida de lo posible.


Es difícil explicar sensaciones, o por lo menos, para mí lo es. Pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda; esta sensación me hace sentir impotente, a la vez que expectante. Me deja la miel en los labios, pero nunca puedo saborearla. Es una sensación parecida a cuando pierdo el último tren del día y no sé cómo volver a casa. Está llena de sueños, de ilusiones, de metas... pero nunca se sacian, nunca llegan.

  

Me hace sentir como si estuviese esperando a vivir.

Una luz.



   Una sonrisa,


   un abrazo,

   unos "buenos días",

   un beso,

   un "tú puedes",

   un "no te rindas",

   una mirada de orgullo,

   un "todo irá bien."

   una luz.


   A veces, es todo lo que necesitamos.

   A veces.

Quema.

 
A veces sentimos frío, otras calor. Pero a veces, simplemente quema. Quema sin poder hacer nada para remediarlo, sin una cura. Quema tan fuerte que lo único que podemos hacer es congelarnos, nivelar la temperatura.


  

A veces, simplemente tenemos que encontrar la manera de sobrevivir, de luchar, de ser fuertes, de no quemarnos.