martes, 3 de marzo de 2015

Pese a saber que existes.

Como el ardiente Sol, como los planetas que giran a su alrededor o como la frágil Luna que vive pegada al nuestro.
Sé que existen. Sé que están presentes.
Tengo constancia de que el Sol se encuentra a casi ciento cincuenta millones de kilómetros de distancia, y la Luna en torno a trescientos ochenta y cuatro mil kilómetros.
También sé que nuestro planeta tarda trescientos sesenta y cinco días y seis horas en dar una vuelta completa a la gran bola de fuego, y que la Luna, tan sólo, alrededor de veintisiete días en girar sobre sí misma.
Pero también sé que jamás podré poner mis pies en ellos.
Sé que existes, sé que estás presente, pero, sencillamente, estabas fuera de mi alcance; como el Sol y los planetas que giran a su alrededor, o como la fría Luna.

Y, pese a conocerte, pese a saber que existes y que estás presente, también sé que nunca pude ni podré penetrar en ti más allá de un milímetro de tu corteza.

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