Supongo que no me quedó más remedio que irme.
Sobra decir que no es lo que quería, en absoluto. Pero creo que, a veces, hay que saber cuándo es el momento de decir adiós.
Rendirme nunca fue una opción para mí. Suelo ser muy persistente con todo lo que quiero. Considero una derrota y una decepción hacia mí mismo rehusar de aquello que anhelo o ansío. Pero supongo que, simplemente, necesitaba rendirme esta vez.
Y posiblemente esté aquí cuando me solicites. Al fin y al cabo, todo ocurre cuando tú quieres. Seguramente nunca encuentre a nadie que me de lo que tú me das. Y probablemente, cuando vuelvas, siga esperando... o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario