Quiero hablaros de mi otro yo. Esta entrada no es especial, ni bonita, ni voy a utilizar un vocabulario tan específico para definir lo que siento. Simplemente quiero escribiros sobre mi peor enemigo, la única persona capaz de hacerme daño. Un daño tan espeluznante como agresivo; os estoy hablando de mi otro yo.
Normalmente ese "otro yo" se encuentra ausente. Puedo ocultarlo y vivir con normalidad. No me gusta darle toda la libertad que pudiera e intento demostrarle que soy más fuerte que él en diferentes ocasiones.
Es como tener a una fiera hambrienta dormida en una habitación blanca de cuatro paredes mientras descansas a su lado. Ahora mismo no va a hacerte nada, pero sabes que en el momento en que despierte te va a aniquilar sin ningún tipo de piedad.
Y así ocurre... simplemente despierta y se apodera de mi. Afortunádamente solo en ocasiones puntuales. Dejo de sentirme yo, no pienso con claridad y soy consciente de ello. Me susurra ordenes que cumplo sin queja, totalmente sumiso a lo que me dicta. Siento cómo la locura se apodera de mí.
Dicen que es bueno tener un poco de locura en tu interior, pero os aseguro que esta no es de ese tipo de locura. Creo que siempre ha existido en mí, desde que era pequeño; esos arrebatos insanos ligados con angustia, pánico y ansiedad.
¿Sabéis qué es lo peor de todo? Que no sé cómo pararlo. Mi mente es muy cuadriculada y necesito tenerlo todo bajo control y ordenada a mi gusto. Pero no es así con esto. Durante esos "momentos de locura", como yo los llamo, dejo de ser yo. No sé cómo detenerlo y no sé cómo ayudarme.
Pero, tranquilos, llegará el día en el que consiga terminar con él; soy más fuerte que él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario