
Sé que lo intentas, pero sé que nunca lograrás entenderme. Créeme, ni yo mismo consigo hacerlo.
En cuanto a ti... te he decepcionado desde hace mucho tiempo. Los dos sabemos que somos polos casi opuestos y que la mayor parte del tiempo solo consigo -y consigues- que cualquier palabra que crucemos acabe en discusiones absurdas. También sé que intentas con todas tus fuerzas entenderme, pero como he dicho, ni yo mismo puedo hacerlo.
La conclusión que he sacado sobre esto es que todos tenemos dos caras: la que mostramos al resto de personas -la que suele caer bien y muestra simplemente la parte de nosotros que queremos enseñar- y nuestra verdadera cara; esa cara que puede ser espeluznante, la cual repelería a cualquier otra persona -o puede ser aún mejor que la otra cara-, pero yo hablo por mí y, lo único que sé es que las dos únicas personas que han conocido ambas partes de mí cada vez se alejan más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario