Déjame ser
con aquellos que me han tendido la mano
y los que me han dado la espalda.
A cañón de guerra
y en el regazo de quien me quiso tanto
como para sangrar mis heridas.
Con los que me entienden y comparten
y los que pondrían una navaja en mi nuez.
Déjame ser,
porque antes de ellos
yo ya me di la espalda,
me declaré la guerra,
sangré mis heridas
y me torturé con navajas.
Déjame ser,
porque yo ya quise no ser,
y si algo sé ahora
es que prefiero morir siendo
que vivir sin ser.
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