Yo, proclamando ser escéptico de las religiones y milagros divinos, sigo esperando volver a encontrarme contigo. Comprobar que nuestros mundos no han cambiado tanto en este tiempo. Celebrar que queda más de lo que fuimos que de lo que se ha llevado el viento y tu forma impostada de encajar en un lugar que no te pertenece.
Reconozco que, cada vez que me doy por vencido, vuelvo a ilusionarme al divisar uno de tus oasis a lo lejos. La sed, el calor, el aire salado y el eco no me detienen. Sé lo que me voy a encontrar cuando llegue, pero me conformo con la sensación de saber que existe la oportunidad de volver a beber de lo que un día regaba las partes más marchitas de mi cotidianidad.
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