miércoles, 4 de febrero de 2015

Como una estrella fugaz.

Suelo despreciar mi vida. No doy valor a todo lo que me rodea cada día. No doy valor a las pequeñas cosas. Tampoco suelo darme demasiado valor a mi mismo. No es que me odie, no es que no sepa valorar las cosas que hago bien, ni que piense que no tengo valores, simplemente no consigo confiar en mi. Una vez más, el miedo juega en mi contra.
Suelo tener envidia. Suelo envidiar a todas aquellas personas que parecen sonreír con esa transparencia y brillo en los ojos. Parecen tan fuertes... tan alegres y despreocupados. Tan felices.
Entonces me doy cuenta de que yo antes era así. Solía reír a carcajadas y disfrutar de todo lo que me rodeaba. Mis ojos destellaban locura, inocencia, felicidad. No es que no siga sonriendo, ni riéndome a carcajadas, pero el brillo en mis ojos se ha ido. Ha desaparecido, como una estrella fugaz en el cielo, ya no está.


Hoy es mi cumpleaños. Tengo claro qué deseo pedir cuando sople las velas.

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