lunes, 30 de noviembre de 2020
Sentimientos feos de la última parte del año maldito.
sábado, 5 de septiembre de 2020
Microcuentos. #5
33. He creado historias en mi cabeza que nunca he vivido. He vivido historias en mi cabeza que nunca han pasado. He vivido cosas que nunca se me habrían pasado por la cabeza.
34. Marbella no ha vuelto a ser bonita desde que te fuiste.
35. Haber apostado por ti habría sido como saltar desde un séptimo piso y pretender salir ileso. No haber apostado por ti hace que me cuestione, cada día, si hubiese sido capaz de volar.
36. Descifro, a través de la prosa de tus labios, todas las incógnitas que oculta tu belleza. Tus versos despiertan inocencia, la métrica de tus ojos esconden veneno y tus besos riman con aflicción. Sin duda, al igual que a mí, matarías de un flechazo al corazón a aquellos valientes que se atreviesen a leerte.
37. Quizá el amor no tenga edad, pero tiene aspiraciones, momentos, experiencias y expectativas. Y yo me he subido en la parada equivocada demasiadas veces.
38. Al pan, pan, y a las noches sin ti, vino.
39. Siempre que paso página dejo la esquina un poco doblada, por si es que algún día tuviera que volver para estudiarme, analizarte, avanzar, aprender, irme o quedarme. Quedarnos.
40. ¿Quién soy para ti? Quizá sea la primera persona a la que acudas ante cualquier imprevisto, el amigo que piensas que te traicionó, el ex novio más guay del mundo, el tío insufrible que se esforzó demasiado en caerte bien hace años o el capullo que te dejó en leído sin dar explicaciones. Soy todas esas versiones y no soy ninguna, ¿o es que acaso soy la misma persona que ayer?
martes, 11 de agosto de 2020
Alto el fuego.
domingo, 12 de julio de 2020
No somos.
Lo siento, no es por mí, es por ti. Perdón, quiero decir que es por ti y por mí también, pero ya no encajamos.
miércoles, 17 de junio de 2020
La canción que nunca termina.
viernes, 15 de mayo de 2020
*
con aquellos que me han tendido la mano
y los que me han dado la espalda.
A cañón de guerra
y en el regazo de quien me quiso tanto
como para sangrar mis heridas.
Con los que me entienden y comparten
y los que pondrían una navaja en mi nuez.
Déjame ser,
porque antes de ellos
yo ya me di la espalda,
me declaré la guerra,
sangré mis heridas
y me torturé con navajas.
Déjame ser,
porque yo ya quise no ser,
y si algo sé ahora
es que prefiero morir siendo
que vivir sin ser.
martes, 5 de mayo de 2020
De cuando aprendí a decir adiós.
Alguna vez pensé que viajaríamos juntos en caravana. Empezaríamos por la costa de España y acabaríamos en algún país del sudeste de Europa, beberíamos cerveza en los bares con peor pinta y bailaríamos de noche al borde de los precipicios más altos. Nos habríamos hecho el amor en más de veinte países distintos y aún nos quedarían ganas de seguir descubriéndonos en otros cincuenta más. Más tarde supe que en esa caravana sólo había un asiento y era el mío. Me di cuenta de que no quería tener copiloto, que yo elijo mejor la música y que, en el caso de que me perdiese, me volvería a encontrar. Pero en esta ocasión no necesitaría unas manos grandes que agarrar ni unos ojos verdes en los que buscar seguridad, esta vez me habría recorrido a mí mismo de norte a sur y de este a oeste y, por primera vez, yo sólo sería suficiente.
Te alejé y pisé el acelerador, a veces echo de menos nuestros viajes por el espacio donde no tenía claro dónde estaban los puntos cardinales y sólo me importaba la dirección de tu boca, pero no quiero que te quedes ni que quieras quedarte.
Ni diez cuchillos clavados en mi espalda dolerían más que saber que alguna vez le miras como me mirabas a mí.
domingo, 12 de abril de 2020
*
en los paisajes más armoniosos
y en la más absoluta paz,
seguiré huyendo cada vez que
un hombre,
un ser humano,
un alma o arma letal,
sepa ver más
de lo que ya enseñé.
domingo, 5 de abril de 2020
21:13
Quererte es saber que dos más dos son cuatro y seguir apostando por el cinco. Escribirte es volverte a vivir cada vez que te echo de menos.
miércoles, 26 de febrero de 2020
Mi ruptura con la década pasada.
He sido la sombra de gigantes que medían menos que los pies que algún día no recordé que podía usar para llegar tan lejos como quisiera, y lo peor es que he seguido sus reglas como el profeta más leal a su Dios, y yo siempre he sido más bien ateo. Me olvidé de mis normas, incluso de lo que me hacía dichoso, y no disfrutar es la peor manera de desaprovechar el tiempo.
Llevo toda mi vida conformándome por inseguridad y cobardía, y es que siempre he visto la soledad como la peor de las perdiciones; hoy me doy cuenta de que no existe mayor ganador que aquel que encuentra la plenitud en la soledad de su alma.