Me vacías por dentro, dejándome casi sin respiración. Como una sombra deambulas detrás de mí, a veces me pesas más, otras algo menos, pero nunca dejo de sentir tu susurro en mi nuca. Ojalá no hubieras decidido quedarte a vivir dentro de mí a pesar de que ya estén rotas todas mis ventanas. Eres el lugar donde van a morir todas mis luces en esta habitación que ya no tiene color ni claridad, el botón de emergencia roto en un incendio donde el fuego está a punto de alcanzarme. Me abrazas cada noche y me dejo abrazar, perdiéndome en ti, en tu oscuridad y en tu frío. Me estás borrando. Te estás llevando quien soy.
sábado, 9 de diciembre de 2017
miércoles, 15 de noviembre de 2017
Enciéndeme.
Quizás me tomé demasiado en serio a Zahara cuando afirmó que no romperían su corazón si lo había arrancado. Me gustaba la idea de no sentir nada nunca más, pero jamás me percaté de que eso significaría que nunca más volvería a palpar una canción de amor, que ya no me acordaría de nadie cuando leyese algún poema o que ya no me quedaría cinco minutos más en el portal de mi casa por nadie. Me gustaba la idea hasta que se hizo realidad; hasta que empecé a no sentir nada cuando me rozaban. Hasta que me di cuenta de que esta vez el deshielo no se daría.
Te fuiste a escondidas y sin hacer ruido. Te fuiste y se te olvidó encender la luz al salir. Me has dejado apagado.
Te fuiste a escondidas y sin hacer ruido. Te fuiste y se te olvidó encender la luz al salir. Me has dejado apagado.
sábado, 4 de noviembre de 2017
03:36 AM.
Esta noche escribiría las líneas más tristes del mundo si encontrase las palabras que diesen nombre a todo lo que hay dentro de mí. Mientras las busco diré que he perdido otra batalla conmigo mismo y que aún queda mucho trabajo por delante. Me estoy pudriendo por dentro.
jueves, 12 de octubre de 2017
Semáforos en rojo.
Hace poco menos de un mes desde que me mudé a la ciudad. Mi Málaga, mi provincia desde que nací pero de la que nunca pude disfrutar en su plenitud hasta ahora. Pero esto no es lo único que ha cambiado en mi vida, ni de lejos... No es que esté viviendo en otra página, es que estoy empezando otro libro y con muy buena letra -y eso que mi letra se caracteriza por ser ilegible...-, pero esos cambios me los reservo para mí. Espero seguir madurándolos.
El otro día salí a comprar y me di cuenta de la cantidad de semáforos que había -no estoy muy acostumbrado a ellos- y de que no existe un tiempo más malgastado que el de la espera en un semáforo en rojo. Me hizo pensar que muchas veces no necesitamos ningún semáforo en rojo para malgastar el tiempo. De hecho, casi siempre vivimos con un semáforo en rojo en frente metafóricamente. Vivimos estando a la espera de una señal, de un camino libre, de un recurso fácil y seguro. Vivimos con miedo y nos creamos límites. A veces, incluso parece que estamos a la espera para comenzar realmente a vivir. Os invito, y me invito, a cruzar sin miedo. Y si sigue en rojo... a mirar muy bien por los dos lados y cruzar corriendo, porque la chispa de la vida muchas veces se encuentra saltándose un poquito las normas.
El otro día salí a comprar y me di cuenta de la cantidad de semáforos que había -no estoy muy acostumbrado a ellos- y de que no existe un tiempo más malgastado que el de la espera en un semáforo en rojo. Me hizo pensar que muchas veces no necesitamos ningún semáforo en rojo para malgastar el tiempo. De hecho, casi siempre vivimos con un semáforo en rojo en frente metafóricamente. Vivimos estando a la espera de una señal, de un camino libre, de un recurso fácil y seguro. Vivimos con miedo y nos creamos límites. A veces, incluso parece que estamos a la espera para comenzar realmente a vivir. Os invito, y me invito, a cruzar sin miedo. Y si sigue en rojo... a mirar muy bien por los dos lados y cruzar corriendo, porque la chispa de la vida muchas veces se encuentra saltándose un poquito las normas.
domingo, 20 de agosto de 2017
Microcuentos. #2
09.
Si fuésemos los protagonistas de una película y la estuviese viendo estaría escribiendo una crítica muy enfadado -y triste- por cómo hemos terminado.
10.
No me preguntes si me voy a quedar pues posiblemente no te guste la respuesta. Pero quédate; quédate hasta que se vierta hasta la última gota de sangre.
11.
Sigo llorando la muerte de personas que están vivas.
12.
Eras de esas personas a las que nunca conoces del todo. De esas personas que te sorprenden con cada palabra que pronuncian entre copas de vino. De esas que desaparecen al salir el Sol.
13.
Ojalá te hubieses querido más. Ojalá me hubieses querido un poquito menos.
14.
Prometo no romperte nada que no sea la ropa -o los esquemas-.
15.
Una vez me definieron como dos personas totalmente contrarias dentro de una sola.
16.
Una de las sensaciones más tristes que he sentido fue notar cómo una persona se iba olvidando poco a poco de mí. Sentir que cada vez jugaba un papel menos importante en su vida. Sentir cómo dejaba de necesitarme, de quererme.
Si fuésemos los protagonistas de una película y la estuviese viendo estaría escribiendo una crítica muy enfadado -y triste- por cómo hemos terminado.
10.
No me preguntes si me voy a quedar pues posiblemente no te guste la respuesta. Pero quédate; quédate hasta que se vierta hasta la última gota de sangre.
11.
Sigo llorando la muerte de personas que están vivas.
12.
13.
Ojalá te hubieses querido más. Ojalá me hubieses querido un poquito menos.
14.
Prometo no romperte nada que no sea la ropa -o los esquemas-.
15.
Una vez me definieron como dos personas totalmente contrarias dentro de una sola.
16.
Una de las sensaciones más tristes que he sentido fue notar cómo una persona se iba olvidando poco a poco de mí. Sentir que cada vez jugaba un papel menos importante en su vida. Sentir cómo dejaba de necesitarme, de quererme.
sábado, 22 de julio de 2017
Por si vuelves.
Te busco en las paradas de autobús, por si es que tu billete va de retraso. Te busco en el vuelo de las palomas que imitaste para volar alto y lejos, donde no puedo verte. Te busco en los rincones de mi cocina a las ocho de la mañana, o en el café que cada día me sabe más amargo. Te busco en ojos marrones en los que no me pierdo y en labios que no me saben a lujuria. Te busco en los dos últimos asientos del cine a las doce de la noche, en la pizzería de debajo de tu casa y en el columpio que ya no juega a balancearse. Te busco en el último lugar donde no tuve que buscarte, por si es que decides volver a regar estas flores que se están pudriendo dentro de mi ser.
No dejo de buscarte; en cada persona que no lleva tu nombre, en cada habitación que no es la tuya, en cada aurora que no brilla con tanta fuerza desde aquellos meses. Te busco y te busco. Te busco y no te encuentro. Te busco y no quiero encontrarte. Te busco y, en el fondo, a quien me quiero encontrar es a mí.
No dejo de buscarte; en cada persona que no lleva tu nombre, en cada habitación que no es la tuya, en cada aurora que no brilla con tanta fuerza desde aquellos meses. Te busco y te busco. Te busco y no te encuentro. Te busco y no quiero encontrarte. Te busco y, en el fondo, a quien me quiero encontrar es a mí.
jueves, 15 de junio de 2017
Descuartizándome.
Soy Jesús. Jesús Gomar. Soy español, malagueño concretamente. Estudiante. Soy hermano, sobrino, primo, nieto, ex novio y amigo. También soy hijo y, muy lejos de ser el que todo padre desearía tener, hago lo que puedo. Soy un aficionado del cine de terror y el arte contemporáneo. Soy perfeccionista, testarudo, inconformista, de izquierdas, republicano, impaciente, aliado feminista, intrépido y puede que demasiado autoexigente. Soy todas las risas que he compartido en el pub de siempre y todas las madrugadas que he querido dejar de existir. Soy las canciones de Zahara, los poemas de Mario Benedetti y las piezas de Chopin que he dejado de disfrutar al convertirlos en dardos de punta afilada. Soy todos mis triunfos y todas mis derrotas. Soy la piedra con la que he tropezado hasta desangrarme. Soy las copas de vino que he bebido sentado en el baño a las dos de la mañana para anestesiar el frío del invierno. Soy la cuchilla que nunca me atreví a utilizar. Soy amante de personas con mi misma naturaleza y todas y cada una de las veces que me he corrido. Soy el error que algunas personas habrían deseado no cometer y una fuente de oxígeno para otras. Soy todos los lugares que he presenciado. Soy un entusiasta de la filosofía de Nietzsche y de las obras de Robert Mapplethorpe. Soy las canciones con las que otras personas se acuerdan de mí. Soy todas las hojas y cuadernos que he escrito. Soy todas las veces que he dicho adiós. Soy el café que no me gusta pero he tomado para sobrevivir un día más. Soy las gotas de lluvia que me han calado los huesos y todos los rayos de Sol que he confundido con veranos. Soy un órgano rosado del tamaño de un puño que late por inercia. Soy el caos con el que lidio cada día. Soy la persona a la que me enfrento cada vez que me miro al espejo. Soy todas las cosas que querría ser. Soy una ecuación donde es imposible despejar la equis y un vacío que grita auxilio a voces.
Sigo sin tener ni puta idea de quién soy.
Sigo sin tener ni puta idea de quién soy.
sábado, 13 de mayo de 2017
El invierno.
Estos meses he aprendido algunas cosas sobre el invierno. He aprendido que puede llegar a ser tan frío que es capaz de congelar todos mis huesos aún a treinta grados bajo el Sol de Marbella, y que es algo que se lleva por dentro.
Lleva mucho tiempo siendo invierno para mí, pero la última cosa que he aprendido -y eso que nos la enseñan en parvulitos...- es que el invierno solo dura tres meses; y ese es el tiempo que debo permitirle estar.
martes, 25 de abril de 2017
Complejos.
Entonces el espejo se convierte en una pistola de doble cañón y el cerebro en unos dedos a punto de apretar el gatillo.
Y en estos casos, es la víctima quien decide ponerse el arma en la sien.
Y en estos casos, es la víctima quien decide ponerse el arma en la sien.
viernes, 21 de abril de 2017
Querida rosa con espinas de farol.
Vivías como una rosa con punzantes y afiladas espinas para así protegerte. Aunque nunca vayas a reconocerlo, eras una rosa con mucho miedo, pavor y cobardía. ¡Y para no tenerlo! Siendo tan frágil e inofensiva cualquiera podría arrancarte para jugar contigo, colocarte en su pelo, ponerte -ya sin vida- en el salón de su casa o vete tú a saber. Eras una rosa distinguida, elegante, llamativa y vigorosa, pero no te lo creías. Siempre has sido insegura. De hecho, nunca te creíste especial; nunca te sentiste tan hercúlea como aparentabas porque tú y yo sabemos que esas espinas no sirven de nada cuando el daño no pueden hacértelo desde fuera.
Querida rosa con espinas de farol: solo tú puedes hacerte marchitar.
Queridas personas que alguna vez me rompieron el corazón: no sufráis, no ha sido nada. Yo me lo rompo cada día.
Querida rosa con espinas de farol: solo tú puedes hacerte marchitar.
Queridas personas que alguna vez me rompieron el corazón: no sufráis, no ha sido nada. Yo me lo rompo cada día.
lunes, 3 de abril de 2017
Microcuentos. #1
01.
Cuando te vi pensé que jamás volvería a ver nada tan bonito. Entonces te observé y... madre mía.
02.
- Yo te dije antes "te quiero".
- Yo lo sentía de verdad.
03.
Contigo he aprendido muchas cosas. Sobre todo lo que no quiero en mi vida.
04.
Me miras y te beso. El mundo es nuestro. Nuestros miedos también.
05.
Supongo que parte de tu encanto es que tengas tanta complejidad y al mismo tiempo parezcas tan simple como sumar ocho más tres.
06.
A ti, por florecer de entre las flores marchitas de mi jardín.
07.
Una vez te dije que te quería, que te quería libre. Libre y conmigo. Te quise libre mientras estabas a mi lado y te quise libre cuando decidiste dejar de hacerlo. Porque de eso trata la libertad, de ir y de volver. La libertad es volar, y yo nunca he sido de cortar las alas a nadie.
08.
Hasta que mi mente nos separe.
Cuando te vi pensé que jamás volvería a ver nada tan bonito. Entonces te observé y... madre mía.
02.
- Yo te dije antes "te quiero".
- Yo lo sentía de verdad.
03.
Contigo he aprendido muchas cosas. Sobre todo lo que no quiero en mi vida.
04.
Me miras y te beso. El mundo es nuestro. Nuestros miedos también.
05.
Supongo que parte de tu encanto es que tengas tanta complejidad y al mismo tiempo parezcas tan simple como sumar ocho más tres.
06.
A ti, por florecer de entre las flores marchitas de mi jardín.
07.
Una vez te dije que te quería, que te quería libre. Libre y conmigo. Te quise libre mientras estabas a mi lado y te quise libre cuando decidiste dejar de hacerlo. Porque de eso trata la libertad, de ir y de volver. La libertad es volar, y yo nunca he sido de cortar las alas a nadie.
08.
Hasta que mi mente nos separe.
lunes, 13 de marzo de 2017
Casa.
Eres el agua del pez que nada sin rumbo. Las alas de un águila que vuela alto y raudo con el mundo a su antojo; el salvavidas rojo en la piscina. Eres la canción que salva la fiesta y pone a todo el mundo en pie; como esa bocanada de aire después de jugar a ver quién aguantaba más la respiración cuando éramos pequeños. Eres el único lugar donde no consigue calarme el frío de este invierno que lleva ya seis meses.
Eres más casa que estas cuatro paredes.
Eres más casa que estas cuatro paredes.
jueves, 2 de marzo de 2017
Funeral.
Porque no,
no te has muerto.
Pero en realidad,
y aunque sólo sea un poquito,
sí es como si estuvieses muerto.
Y yo también.
no te has muerto.
Pero en realidad,
y aunque sólo sea un poquito,
sí es como si estuvieses muerto.
Y yo también.
martes, 14 de febrero de 2017
Te volvería a vivir.
El arriesgo. El último beso lleno de cobardía. El ansia por acortar camino. La esperanza cada vez más deshecha. La desgana. El dolor en el costado. Los ojos hinchados por la mañana. La decepción. Los poemas que llevan tu nombre. Las pizzas de cinco euros que no compartimos. Las canciones de Zahara que dejé de escuchar porque son demasiado nuestras, demasiado nosotros, como tantas cosas. El día que me di cuenta de que no habías cambiado tanto, pero que ya no eras el mismo. Las películas que no hemos visto en la última fila del cine. Los cafés que nunca te preparé por las mañanas. Los días que me dueles un poquito más. El miedo al olvido. Los escalofríos. El momento en el que sólo quise abrazarte y rezaba porque se retrasase un poquito más el autobús. La vuelta a casa más fría y solitaria del mundo. La noche en la que intenté olvidarte en otros labios y me di cuenta de que no quería esos; que no quería otros. Los recuerdos. El rencor. Las hojas de mi cuaderno que te he dedicado. El eco. El destrozo. Y por último, el par de lágrimas escribiendo esto.
Aunque ya me sepa el final y no se pueda cambiar.
Te volvería a vivir.
lunes, 16 de enero de 2017
Las rosas que nunca florecieron.
Son casi las tres de la mañana y me acercas a casa con el coche. Beso incómodo y hasta mañana -o hasta nunca, porque para qué dar cosas por hecho a estas alturas-. Por un segundo no siento las llaves en el bolsillo del pantalón y me da un mini infarto hasta que las palpo en el de mi chaqueta. Entro a casa aún con la camisa medio sacada del pantalón, despeinado y el cinturón sin abrochar; me lavo la cara y me siento en la cama. Pongo un disco de Zahara mientras pienso en lo invisible que me siento para tus ojos. Y obviamente no es que no me veas, claro que me ves, pero jamás has sabido ver más allá de mis chaquetas de cuero y mis chistes malos sobre las modas del dos mil. Nunca te has parado a ver cómo sonrío mientras miro las estrellas, cómo disfruto bailando en ropa interior delante del espejo o lo mucho que me gusta ir al cine en la "hora golfa". Me haces tanta sombra que no puedes ver mi esencia, mi magia; me haces tanta sombra que no puedes verme. Pero ya no me importa que se pudran estas rosas que nunca florecieron; y ojalá sintiese que me sigues importando lo suficiente como para seguir buscando motivos para quedarme; pero que nunca se confunda lujuria con amor, y tú jamás vas a ser lo segundo.

Dibujo: Beatriz Prados (@beatriz_prados)

Dibujo: Beatriz Prados (@beatriz_prados)
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